Erradicar las violaciones de los derechos y la salud de las niñas además de ser imprescindible para el desarrollo de las menores, generaría efectos muy positivos en las sociedades en su conjunto y ayudaría a cumplir los objetivos de la Agenda 2030.

Así lo señala el informe Estado de la Población Mundial, difundido hoy por el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) y que en este 2016 pone el foco en las 60 millones de niñas de 10 años que sufren discriminaciones graves en diferentes países del mundo al adentrarse en la pubertad.

Laura Laski explicó que se trata de una edad clave para intervenir con proyectos de prevención, educación en valores y programas de igualdad, puesto que cuando son casadas -47.700 al día, según estimaciones del UNFPA- o se quedan embarazadas ya es demasiado tarde.

Para Naciones Unidas, cuánto se invierta hoy en apoyar el desarrollo y defender los derechos de las niñas de 10 años determinará cómo será el mundo en 2030. Y las medidas pasan, según Laski, por “mantenerlas en la escuela más tiempo del que pasan en la actualidad; proteger su salud y sus derechos; crear oportunidades laborales para cuando, ya adultas, busquen trabajo y puedan hacerlo fuera de casa; así como protegerlas de los embarazos prematuros, de la violencia doméstica y de otras prácticas tradicionales dañinas, como la ablación”.

Sobre la situación en América Latina, esta experta mencionó los embarazos entre adolescentes, el frecuente abandono de la escuela secundaria ligado a la maternidad y la violencia sexual como los obstáculos principales al desarrollo de las menores.

Para combatirlos, el Fondo de Población insiste en la importancia de extender los servicios de educación sexual y de “trabajar con los varones para que respeten a las mujeres y sean parte de la solución del problema, no sólo del problema en sí”.

El informe Estado de la Población Mundial 2016 es claro al demostrar los beneficios para la sociedad de la escolarización de las adolescentes y de su posterior entrada en el mundo laboral.